CIENCIA PARA LA SOCIEDAD DEL FUTURO. Autor: Dr. Rodrigo Montefusco Siegmund
Ciencia es conocimiento. Literalmente, proviene del latín scientĭa y significa conocimiento. Pero no es cualquier conocimiento. Es la organización sistemática del conocimiento a través de predicciones y explicaciones comprobables sobre cómo funciona el universo – y entendiendo que somos parte de ese universo, sobre como funcionamos nosotros. Sus orígenes se remontan al antiguo Egipto o tal vez Mesopotamia, alrededor de 5.000 años atrás,pero no fue hasta el siglo XIX, que sus características institucionales y profesionales actuales, comenzaron a tomar forma; o a perderla. El desarrollo de la ciencia se sustentó en el aporte que decenas de grandes pensadores hicieron hacia la conformación de una metodología que permitiera, o al menos intentara, irrefutablemente llegar a una “verdad”, a un conocimiento nuevo. Aristóteles, Alhazen, Descartes, Galilei, Newton, entre muchos otros, aportaron a la generación de lo que se conoce hoy en día como “el método científico”. Independiente de las reformas que la metodología fue sufriendo durante los siglos, se mantuvo un principio fundamental: se sustentaba en conocimiento previo. Ese conocimiento previo, sistemáticamente organizado, da origen a nuevas preguntas que se formulan como predicciones que podemos esperar si es que ese conocimiento es efectivamente correcto. Estas predicciones se pueden comprobar mediante observaciones o experimentos, los que, al ser interpretados correctamente, dan origen a un nuevo conocimiento. Se completa el círculo, y por supuesto, se vuelve a empezar.
El conocimiento no es de exclusividad de los científicos. Por mucho tiempo, el conocimiento estaba circunscrito a las publicaciones científicas; densos mamotretos llenos de términos técnicos y garabatos que solo los expertos podían entender. Sin embargo, con el progreso tecnológico -otro de los frutos de la ciencia- el conocimiento hoy lo tenemos en la palma de nuestras manos. Internet es una fuente inagotable de información, desde las antiguas teorías hasta los límites siempre pujantes de la ciencia actual, todo está en la red. Sin embargo, no está al alcance de todos, y no lo digo por acceder físicamente, o digitalmente en este caso, al conocimiento. Me refiero a las herramientas básicas con las cuales podemos tomar el conocimiento, darle forma y cambiar nuestra vida y la de una sociedad completa: el razonamiento lógico y el pensamiento crítico. Y no cualquiera.Tal como la metodología científica nos permite, utilizando estas herramientas, llegar a un nuevo conocimiento basado en uno preexistente, nosotros podemos usar el razonamiento lógico y el pensamiento crítico para tomar decisiones basados en una evidencia. Entonces, además de que la ciencia genera conocimiento y desarrollo, claves para los países que han enfrentado exitosamente los complejos desafíos de la sociedad moderna, la toma de decisiones basada en evidencia verificable es una de las mayores contribuciones de la actividad científica a la vida contemporánea. Esto es fundamental al momento de tomar decisiones en nuestra vida diaria. En el mundo actual, invadido por las fakesnews en las redes sociales, este ejercicio, lamentablemente, es difícil incluso para los científicos, normalmente acostumbrados a esto.Es verdad, a veces debemos tomar decisiones sin evidencia, pero teniéndola, sería irresponsable tomar una decisión sin usarla. Como adultos, muchas veces tomamos malas decisiones, porque no consideramos la evidencia que tenemos a mano, no la analizamos ni lógica ni críticamente. Por fortuna, como individuos y como sociedad, muchas veces podemos arreglar las malas decisiones, tomando una correcta.
¿Y cómo podemos aprender a razonar lógicamente y a pensar en forma crítica? Hoy en día, en la mayoría de nuestros establecimientos educacionales, los niños son bombardeados minuto a minuto con toneladas de información, restringiendo sus horas de juego -de sano juego, aquel en que la curiosidad, una lupa y una buena dosis de creatividad, nos llevaban a romper las rodillas de nuestros pantalones buscando bichos en el patio. Urge generar cambios desde edad temprana. Urge llevar la ciencia a los jardines, a la educación básica, pero no el conocimiento científico ¡no más información! Necesitamos que nuestros niños aprendan a usar esa información.Cada vez que bombardeamos a nuestros niños con estos gigabytes de conocimiento -disponible ampliamente hoy en día- los estamos privando de un tiempo preciado para desarrollar las herramientas necesarias para poder hacer cosas relevantes con ese conocimiento, el razonamiento lógico y el pensamiento crítico. Hoy, ya no se trata de cómo llegar a ese conocimiento -ya sabemos dónde está- sino de cómo utilizarlo.